Última actualización: septiembre 5th, 2024 - 08:28 am
Marzo es uno de los meses más representativo del año, en su marcha tienen lugar fechas conmemorativas, reflexivas e históricas. Es el inicio de la primavera y el renacimiento de la vida silvestre; en el ámbito histórico, el natalicio del expresidente Benito Juárez y la expropiación petrolera; en lo reflexivo, se tiene el Día la Familia y el Día Internacional de la Mujer. A lo anterior, se añade en el calendario estatal, la conmoración del Día del Patrimonio de Nuevo León, realizado anualmente cada segundo domingo del mes mencionado.
Es justamente de este último del cual nos ocuparemos en las siguientes líneas. Quizás, algunos desconozcamos de donde viene esta conmemoración y de que se trata. Desde finales del siglo pasado (XX), preocupaba a los investigadores y promotores de la cultura, el deterioro de los espacios históricos y el detrimento de las tradiciones norestenses. Daba mayor ansiedad, el desconocimiento y el nulo interés de los ciudadanos por conservar su riqueza patrimonial.
Las gestiones de muchas personas e instituciones involucradas, se materializó en el 2014 con la primera edición del Día del Patrimonio. La propuesta fue constituida sobre tres pilares fundamentales: dar a conocer la riqueza cultural y natural del estado; hacer valorar y querer lo que nos identifica como habitantes de Nuevo León; y fomentar la unidad social y la cultura de la paz. En ese sentido, se decidió llamarlo “Día del Patrimonio” sin apellido alguno.
Es decir, hay varias categorías o tipología de patrimonio, este puede ser: cultural, arqueológico, arquitectónico, artístico, histórico, industrial, intangible y natural.
El pasado 13 de marzo se llevó a cabo la 9ª edición del Día del Patrimonio. En la mayoría de los municipios se ofertaron al público, diferentes actividades culturales. En esta ocasión, como las anteriores ediciones, en Cadereyta no fue la excepción, se ofertaron por lo menos tres actividades diferentes: dos institucionales y una organizada desde el ámbito civil.
Dado lo anterior, nos lleva a plantear la cuestión ¿Qué constituye el patrimonio del jimenense? Hablar del patrimonio material e inmaterial de Cadereyta Jiménez, nos daría como resultado un buen libro, por ahora, solo enunciaremos algunos ejemplos.
La categoría de patrimonio cultural abarca todo aquello ha sido creado por los artistas de cualquier disciplina. En este rubro se encuentran la prosa de la escritora Loreley, la narrativa de Carlos Villarreal y la crónica de Ángel Mario Rocha, por mencionar algunos.
Aquí también se encuentran los versos de “Zapatitos colorados” de don Arsenio y Juvencio Cantú Leal; el acordeón de Kiko Montalvo y la larga lista de buenos músicos jimenenses.
Casi en el mismo rubro se encuentra el patrimonio artístico, el cual se distingue como por ser un bien mueble que puede ser desplazado.
Aquí se puede enunciar las obras de Federico Cantú; las esculturas de Federico Cantú, hijo; y una gran variedad de pinturas y murales elaborados en las últimas décadas. Las puertas y fachadas de varias casas antiguas del centro urbano también se consideran patrimonio artístico.
Siguiendo esta misma temática se encuentra la categoría de patrimonio intangible, definido como las prácticas, representaciones, expresiones, conocimientos y saberes de una comunidad. Estas pueden ser creencias y tradición oral como las leyendas de los “locos de Cadereyta” o “la ciudad de los columpios”; la gastronomía como los riquísimos cuajitos; festividades tradicionales como la fiesta patronal en honor a San Juan Bautista; y las artes del espectáculo como las corridas de toros y el béisbol.
La arquitectura antigua también es parte de nuestro patrimonio, con la categoría de patrimonio arquitectónico. Es importante porque narran la evolución del pueblo, se constituyen en la memoria física de la comunidad y dan identidad. Aquí encontramos nuestros edificios más icónicos como la Plaza de Toros, La parroquia San Juan Bautista, las estaciones ferroviarias de Cadereyta y San Juan, el monumental puente ferroviario, los acueductos, los cascos de ex haciendas, chimeneas, las casas antiguas y el museo de historia.
Cercano a la categoría anterior, se encuentra el patrimonio histórico. Aquí son considerados aquellos que registran la memoria colectiva, la cultura material y espiritual de una comunidad. El principal repositorio en el Archivo histórico, sin embargo, no es el único, también están los archivos institucionales, empresariales, familiares y personales. Lo integran documentos antiguos, fotografías, películas, objetos cotidianos (con valor relevante) y objetos religiosos.
En la misma línea se encuentra el patrimonio industrial, se refiere a todo aquello que da atestigua la transformación industrial del pueblo. En el municipio de Cadereyta las fábricas escoberas son el principal elemento, antiguas sedes de las fábricas La Aldeana y la Reynera son ejemplo de ello. También debemos agregar los antiguos molinos de caña de azúcar, los acueductos y la refinería Cadereyta.
Por último, dos categorías importantes: el patrimonio arqueológico y el natural. En el caso de la arqueología, se encuentra registrados varios petroglifos de los indígenas en la comunidad de la Florida (antes el Matorral), a ello debe agregarse puntas de flechas y cuevas en la parte serrana. En la categoría de patrimonio natural se encuentran el río San Juan, las grutas del Mezcal, La presa San Diego, el Jabalí, los pitontes (bagres) y las mahuacatas.
Como pudo observarse, la vecindad del municipio de Cadereyta Jiménez puede presumir de una gran lista patrimonial. Sin embargo, mucho de sus habitantes desconocen lo que nos heredaron los abuelos y sus antepasados, es un deber y honor preservar lo nuestro.
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