En el corazón del barrio de Roma, en la esquina de Orizaba y Durango, se alza el edificio de apartamentos conocido como Río de Janeiro. Es un edificio ecléctico, sobrecogedor, bello y, por supuesto, misterioso.
La Leyenda de la casa de las Brujas
La mayoría de la gente de la zona se refiere al edificio como “Casa de las Brujas”.
Verdaderamente no existe un autor de esta leyenda, más bien las personas y los lugareños han hecho esta historia una leyenda que deja a muchos de pelos de punta.
Muchos creen que la razón es el aspecto de la fachada delantera, que tiene un tejado que recuerda al simbólico sombrero de una bruja.
Debajo, hay ventanas que dan la impresión de ojos. En conjunto, el rostro de la bruja parece dominar el edificio.
Se construyó por primera vez en 1908, cuando Porfirio Dias ordenó su construcción como parte de las celebraciones del centenario de la independencia.
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Antes de convertirse en la Casa de las Brujas.
El famoso edificio de ladrillo rojo fue utilizado como hotel de lujo en sus primeros años y contaba con chimeneas en las habitaciones. El edificio se caracterizaba por sus detalles arquitectónicos góticos e ingleses, incompatibles con los edificios de estilo francés de la época.
En 1942, el arquitecto Francisco J. Serrano recibió el encargo de renovar el hotel. Encargó a Serrano que reconstruyera el interior y a los apartamentos actuales. Como resultado, el lugar parece haber quedado atrapado en dos épocas diferentes.
De hecho, el valor esencial de la Casa de las Brujas reside en su estilo arquitectónico. Habiendo sobrevivido a los años, siempre se ha caracterizado por una yuxtaposición de estilos arquitectónicos, y casualmente sus paredes están pintadas con cuentos oscuros.
Pachita en la casa de las brujas
Una razón por la que empezó a recibir este apodo es debido a las historias paranormales que los vecinos de la Roma empezaron a compartir sobre el lugar.
Una de las más populares es la referente a Pachita, una curandera que aparentemente vivió aquí a mediados del siglo XX.
Pachita solía celebrar rituales para invocar espíritus y fantasmas. Según una vecina, aún rondan por los rincones del edificio y todavía se oyen ruidos extraños.
Se la conocía popularmente como “Pachita”. Su fama creció cuando se convirtió en la “chamana oficial” de varias personas que ocupaban cargos públicos en el país Mexicano.
Realmente no hay evidencia que Pachita fuera la que realizara estas ceremonias en este lugar, fueron las mismas leyendas contadas por los lugareños los que la adjudican esto.
La otra razón de su apodo hace referencia a su fachada, ya que muchos aseguran que el techo de su torre central es similar al sombrero de una bruja.